Miradas

Se esconden tras una simple mirada, infinitas palabras que nunca serán pronunciadas, lágrimas, de sonrisas disfrazadas.

Aguardan preguntas que jamás serán contestadas, y en especial, tantas historias, historias que jamás serán contadas.

 

Algunas, sin poder remediarlo, contagian vívida y vibrante alegría; otras, ensombrecidas, agujereadas de tristeza y de amargura, nos atrapan por un instante en la desesperanza. Las hay también, que inquebrantables, tenaces y opacas, nos dejan indefensos y amedrentados, solo los más valientes la sostienen sin perder el temple. 

 

Un mundo de miradas, miradas, que contemplan el mundo, mundo, que cada uno erige. 

 

Una simple mirada, sí , simple decimos, mas las miras de simples, de simples no tiene nada. A veces, incoherentes, son capaces de albergar el más profundo de los odios y la más insondable pasión, simultáneamente. A veces, embusteras, nos hacen ver falacias, engaños, embaucadoras patrañas…,  que cándidos dogmatizamos, y convertimos en falsas verdades, verdades que tragamos y con las que a menudo, nos atragantamos. 

 

Quizás el engaño, no se halle en la mirada, sino en cómo la estamos mirando. Quizás las miradas no dicen nada y tan solo vemos la refracción de lo que estamos imaginando. 

 

 

Poderosas e inspiradoras, miradas visionarias de los que ven más allá. Peligrosas e inquietantes, miradas vacías de los que vagan sin rumbo al que llegar. 

 

Y luego están esas miradas, que miedosas y esquivas delatan llantos solitarios, recónditos y aislados. 

 

Pero las más hermosas de todas, que son más que infinitas, las miradas que sin duda, son las más bonitas, las tiernas que en nuestra mente se vuelven eternas, esas miradas que tan puras y tan limpias incuestionables nos bañan del color de la esperanza. 

 

Se esconden tras una simple mirada, infinitas palabras que nunca serán pronunciadas, lágrimas, de sonrisas disfrazadas.

Aguardan preguntas que jamás serán contestadas, y en especial, tantas historias, historias que jamás serán contadas.